miércoles, 18 de febrero de 2009

Puaj! pero luego... ñam ñam!


Hoy me ha pasado una cosa malísima y otra buenísima. Pensaba proponeros que decidieseis cuál cuento primero, pero me pueden dar las uvas (y estamos en febrero) si espero que manifestéis vuestro deseo mediante comentarios en el blog... Pero sin rencor, en serio, que estoy haciendo grandes progresos con mi psicoterapeuta...


Primero te cuento la mala, y, advierto, por si acabas de comer, asquerosa. 
Salí del curro a las tantas (como siempre) con el tiempo justo para echarme una tapa rápida, y no llegar tarde a la que constituye mi 'anécdota buenísima'. La tapa: ensaladilla rusa. El bar, en el que por cierto no me volverán a ver el pelo: la cafetería Líder de la zona de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. ¿Vais atando cabos?: anécdota malísima y asquerosa, bar al que no pienso volver... si es que hay que explicártelo todo, coño... Me da hasta vergüenza contarlo, pero la cosa, para no seguir enrollándome, es que en la ensaladilla había un chicle que no era mío. Te doy unos minutos para dar tiempo a que se te pasen las náuseas y me compadezcas... Lo que pasó, sentí e hice después, aparte de desear beberme un litro de aguarrás, mejor ni os lo cuento. Primero porque la verdad es que me avergüenzo un pelín, y, segundo, por que me he leído la Cosmopolitan, así que ahora sé que un halo de misterio en torno a mi persona y mis reacciones hará que os parezca, si cabe, aún más atractiva...

Me desahogué (en el sentido menos bíblico de la palabra) con un taxista majísimo que me condujo de la anécdota malísima a la buenísima, y la verdad es que el jodío, por 4 euros, consiguió que me olvidase de la primera casi por completo. Su teoría era que como vivimos en una época de tanto estrés y tantas prisas, te ponían un chicle en la propia comida para ahorrarte tiempo en tu lucha contra la caries... No debo de imponer demasiado, porque la verdad es que el tío ni se planteó dejar pasar la oportunidad de vacilarme. Deseé no haber tirado el chicle para poder escupírselo en la nuca. Mi respuesta, derrotada física y moralmente en el asiento de atrás, fue igual de surrealista que su vacile. Le espeté un afable 'váyase a la mierda caballero'. Pero como no podía quejarse porque se lo dije tratándole de usted, que una respeta a los mayores, no pudo hacer otra cosa que compadecerme y partirse de risa. El resto del trayecto lo pasamos debatiendo acerca de las excentricidades de la nouveau cuisine, de cuál sería nuestro sabor de chicle favorito, cuál le pega mejor a la ensaladilla, y esas cosas. Le confesé que esperaba que, por lo menos, el chicle fuese sin azúcar, ya que me pillaba en plena operación bikini. Opinó que seguro que éso ya lo tendrían contemplado, así que si me salía alguna caries no tendría más que pasarles a los de la cafetería la factura del dentista... Durante un euro más me contó algo sobre su mujer y no se qué suceso ocurrido hacía algunos fines de año en un restaurante, pero la verdad es que no le presté demasiada atención, meditando para mis adentros si sería o no buena idea que siguiese contando todo ésto a mis amigos y alabinbonbaneros...

Como ya dije, al bajarme del taxi ya me había olvidado de la cochinada casi por completo, por lo que ahora que lo pienso he de dar gracias por no ser uno de esos hipermnésicos que se acuerdan de todo durante toda su vida con todo detalle, de los que ya os hablé el otro día.


Ésto se está alargando más de lo que esperaba (que es por cierto una observación que hice la primera vez que vi a mi novio desnudo...). La parte buena del día fué el comienzo del curso de (espera que lo miro, que el nombre tiene tela) 'Introducción a las técnicas de esferificaciones, gelificaciones y aires con sabor' del que también os hablé en un post anterior. En este taller te enseñan las técnicas que junto a las deconstrucciones han hecho famoso a Ferrán Adriá, y la verdad es que estuvo genial de principio a fin. Los otros 11 alumnos tienen una pinta estupenda, y nos pasamos una tarde divertidísima y llena de descubrimientos culinarios, todos ataviados con nuestros delantales y haciendo cosas parecidas a las que ves en las imágenes. 


Esferificación de zumo de guisantes

Hicimos unas bolitas (esferificaciones) del tamaño de un garbanzo, pero hechas de yogur natural con miel. Otras minúsculas como las del caviar, pero de melón Galia y virutas de serrano, y una tapa de patata con morcilla, coronada con una yemita rellena de zumo de mango. Todo riquísimo! 

Las esferificaciones se pueden hacer con cualquier ingrediente, siempre y cuando esté licuado. Tienen el tamaño que quieras, son líquidas por dentro, y están recubiertas de una piel finísima, de modo que al contacto con el paladar explotan suavemente en la boca inundándola de sabores inesperados.

Estuve a punto de preguntarle a la profesora si el Adriá también esferifica chicles, pero algo en mi interior me dijo que no debía tocar el tema... La cocina es exactamente la que ves en la foto de arriba, con fregaderos que se accionan con pedal (ya me tenías que ver buscando por todas partes la palanca, como si acabase de bajar del pueblo), vajilla postmoderna y todas las pijadas y cachivaches profesionales que te puedas imaginar. Quedan tres días de curso, así que ya os iré contando para que os apuntéis al próximo. Pero prometo no enrollarme tanto...



4 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajja! Me he partido toda la caja con lo de la operación bikini, pero te acompaño en el sentimiento. De todas formas, si te sirve de consuelo, es preferible que te pasen el chicle a que estén acatarrados (conoces el chiste, no?). A mí me pasó algo parecido en un restaurante del Sur, pero la sorpresa era una tirita!. Está bien que hayas puesto el nombre del bareto.
Me han dado ganas de apuntarme a un curso de esos, a ver si lo hago. Oye no me has dicho nada de los nombres para el blog; si quieres que la peña te haga comentarios tienes que responder, a modo de refuerzo positivo, esto es psicología barata, lo sabe todo el mundo (ah!, me acabo de dar cuenta de por qué no me has reforzado...jeje, igual no quieres que te comente, no sabías cómo decírmelo, eh?). Besitos guapa. Igor

Anónimo dijo...

jajaja rubia me he imaginado tu cara cuando vistes el chile y uffff que mal rollo, pero nada tu con dos... too pa´lante. Y por cierpo lo de la operación bikini, no cuela, y menos comiendo ensaladilla rusa eh ¡¡¡ jaja. De todas formas ya conocias ese sitio y de morrua vas a comer ahi. Besos rubia.

Alabinbonban dijo...

pues no te creas "mi niño", que el chicle en la ensaladilla tenía su puntito...

Alabinbonban dijo...

Tienes toda la razón, adorado chepudo, no cuido a los pocos alabinbonbaneros que tengo... La fama está haciendo mella en mí...

Tengo un poco aparcado lo del segundo blog, así que la idea es repasar las propuestas cuando realmente tenga tiempo y voluntad para llevarlo a cabo. Los nombres que sugieres, lo sabes, son todos muy buenos, aunque de nuevo haya algunos ya cogidos.

No sé porque te esfuerzas tanto en conseguir tu velada con el pollino: al fin y al cabo ya cenas con uno a diario... (es una estrategia para picarte y que sigas comentando, no te lo tomes a mal, es todo estrategia comercial).

Besitos!!