domingo, 11 de enero de 2009

Katapúm y Plisplás



Hoy me levanté decidida a inventar una historia para Alex y Enrique, una pareja encantadora de bailarines y asiduos lectores de alabinbonban, con la que anoche hicimos una transacción secreta y fulminante en una fría y oscura gasolinera... 

Quería regalarles una bonita historia que hablase sobre una pareja de bailarines llamados Katapúm y Plisplás que nunca se enfurruñan. Viven dentro de una coliflor (con luz y agua de obra) y no comen otra cosa más que algodón de azúcar y granizado de limón. Cuando Plisplás le hace cosquillas en los pies, la risa contagiosa de Katapúm recorre las callejuelas del pueblo, y la vibración hace que se desmoronen las montañas de cerezas del puesto del frutero Mifasol. Entonces todos los niños salen de sus casas, y persiguen traviesos las cerezas que ruedan calle abajo. 

Una tarde se les rompió la lavadora porque Katapúm siempre se deja los bolsillos llenos de canicas, así que una marea de pompas de jabón inundó su habitación. Absorbidos cada uno por una burbuja, salieron por el hueco de una ventana, y ascendieron tan alto que apenas sí podían distinguir primero su coliflor, y luego los coches, las calles, las montañas... Entonces, un soplo del alisio que sorteaba juguetón entre las nubes, hizo que sus pompas se unieran en una sola. Desde ese día saben bien que si se acercan demasiado a la pared de jabón, ésta podría romperse. Por eso bailan siempre sin parar, agarraditos de la cintura, flotando al compás, metiditos en su burbuja...

Escucho Via con me de Paolo Conte

La foto es de Abigail Smith

3 comentarios:

Unknown dijo...

Katapúm y Plisplás se levantaron esta mañana con un regalo hermoso flotando en su pompa de jabón, mientras continuaban con su baile inacabado. Alabinbonban, el hada de los cuentos, la que con sus manos crea gallinitas, setas habitadas por travestidos sarantontones, robots, elefantes que siempre van delante tuyo, e incluso ranas verdes casi sin quererlo..., hizo mediante un poderoso hechizo, que Plisplás no pudiera contener sus ganas de hacer cosquillas en los pies a Katapúm, con lo que ya os podéis imaginar lo que ocurrió...
Con la risa de katapúm comenzaron a salir pequeñas pompas de jabón de su boca con sabor a cereza y formaron una gran nube roja, que vi perderse tras el mar cuando acabó la tarde.
Los niños que corrieron tras ellas, no se ponían de acuerdo si eran pompas o eran besos que buscaban a Alabinbonban.

K. y P.

Alabinbonban dijo...

La vida adquiere más sentido gracias a cosas como éstas...
Eso sí, aclaro en nombre de Katapúm y Plisplás que hablamos de jabón ecológico, que no contamina ni ná, que la que se va a tener que ver las caras con los de Greenpeace voy a ser yo, con tanto jabón desperdigado por ahí, listillos.
Queda pendiente esa birra, pero sin mariconadas, eh?
Besitos!

Marta dijo...

Menos mal...llevaba tiempo buscando esta entrada y no había manera: blog pa'rriba, blog pa'bajo...y claro, por el camino una se entretiene y así no se puede. Me ha encantado, ains qué bonito...