jueves, 10 de diciembre de 2009

El puente de Tacoma Narrows



¿Conoces la historia del puente de Tacoma Narrows?

Para no entrar en detalles técnicos (que yo controlo a la perfección pero se que vosotros no entenderíais jamás...), os pongo el vídeo, que es el motivo y lo interesante de este post, pero os explico brevemente que se trataba (en pasado) de un puente colgante de más de kilómetro y medio de longitud construido en 1940 en Norteamérica, que se colapsó a causa de un fenómeno físico conocido como flameo, y que en aerodinámica viene a ser como salir de marcha con Pocholo, que al principio te hace hasta gracia pero a medida que van pasando los minutos te vas cargando y al final te dan ganas de asesinarle.

El flameo, una inestabilidad derivada de una sobrecarga de energía acumulada (la definición es mía, así que no te fíes demasiado, tienes otra más profesional pero igual de ininteligible aquí), provocaba que el puente se deformase y ondulase, de modo que los conductores veían a los vehículos que se aproximaban desde la otra dirección aparecer y desaparecer en ondas (u hondonadas, que diría Manquiña). Aunque en un principio se valoró que no presentaba peligro estructural (¡solo llevaba 4 meses en pie!), aquella mañana, que no era especialmente ventosa, la torsión acumulada provocó la falla del puente (coño, qué bien hablo!): la amplitud del movimiento fue creciendo hasta colapsar los cables de suspensión, y cuando estos fallaron, el peso de la cubierta fue transfiriéndose al resto hasta que casi toda la cubierta central cayó al agua.

Aunque los minutos fueron dramáticos, la única víctima fue un cocker spaniel llamado Tubby (dato científico fundamental que le da a la historia un giro de 180º), que acojonado, no pudo salir del coche en el que viajaba, y que se puso tan nervioso que mordió a uno de los rescatistas que trataba de salvarle.


Hoy día el ejemplo del Tacoma Narrows bridge -que fue sustituido por otro en condiciones-, sigue mostrándose en escuelas de ingeniería, arquitectura y física de todo el mundo para explicar las diferencias entre resonancia y flameo (pero esto se merece otro post), y para hacer entender la necesidad de disminuir el efecto del viento construyendo puentes más aerodinámicos y menos esbeltos.

Por cierto, en este time-lapse puedes comprobar que el tráfico provoca que en el puente de Manhattan pase algo parecido:

vía: cgr20

Quién me lo iba a decir: mi segunda entrada hablando de puentes. A ver si además de una diseñadora pelirroja llamada Bob también llevo dentro una ingeniera... se lo comentaré a mi psicoterapeuta, a ver, y ya os cuento...

2 comentarios:

Guayarmina dijo...

Leí este post el otro día.
Me quedé consternada el dia que lo leí, no pude hacer comentario alguno...
Tubby , descanse en paz...

Gracias por compartir las cosas que encuentras por ahí jodía!

Un besote.

Anónimo dijo...

Esto de los puentes no es tan raro a mi me pasa cada vez que supero el quinto cubatas un sábado cualquiera. Tino