lunes, 17 de agosto de 2009

el Problema de Monty Hall



Ya se que es lunes y andamos todos un pelín de capa caída, pero hoy toca pensar.

Os traigo el llamado Problema de Monty Hall, que aunque parezca el título de una peli de Woody Allen, es una especie de paradoja (aunque al final se trate solo de probabilidad):
Imagina un concurso con la siguiente mecánica:

Al concursante se le ofrece la posibilidad de escoger entre tres puertas.

Tras una de ellas se encuentra un coche, y tras las otras dos hay una cabra. El concursante gana el premio que se oculta detrás de la puerta que escoja.

Después de que el concursante escoja una puerta, el presentador abre una de las otras dos puertas, mostrando una cabra. Siempre puede hacerlo ya que incluso si el concursante ha escogido una cabra, queda otra cabra entre las puertas que ha descartado, y el presentador conoce lo que hay detrás de cada puerta.

Después de abrirla, ofrece al concursante la posibilidad de cambiar su elección inicial y escoger la otra puerta que descartó originalmente, que continúa cerrada.

La pregunta oportuna es: ¿debe hacerlo o no?

La solución, en próximos días. Sería de agradecer que dijeseis (sin googlear, tramposos), cuál sería vuestra respuesta. Pero sin presión, que conste.

8 comentarios:

El mejor profeta del futuro es el pasado dijo...

Yo me quedaría con la que he elegido... a lo hecho pecho ;)

Alabinbonban dijo...

a veces pienso, Profeta, que eres el último alabinbonbanero que queda con vida...

el Profeta se ha mojado, ¿alguien sigue sus pasos?

Pilar dijo...

Hmmm, la cabra da leche, y la leche de cabra es mas sana que la de vaca, aparte de que sacas un queso riquisimo. Ademas, es un ser vivo. Está clarisimo, me quedo el coche ;P

Mil gracias por tu visita. En respuesta a tu pregunta, es en el Puerto de la Cruz.

Alabinbonban dijo...

jajajjaa. Gracias a ti, Pilar. Te envuelvo el coche ya mismito. Te acabo de fichar vía RSS así que ojito con lo que se hace...

Manu dijo...

si duda me quedo con la que elegi... hay un 33,3 % de coger el coche, y un 66% de q la puerta q te enseñe haya una cabra. si cojo la cabra desde el principio las probabilidades de que me enseñe la cabra se reducen a la mitad, asi que por este lio de probabilidades me quedo con la que elegi...

para ser mi primer comentario esta bastante currado, y mas viendo la hora que es

Anónimo dijo...

LA CABRA TRAS LA PUERTA
Cabras hay en todos sitios...
Lo cierto, es que la probabilidad de llevarte la cabra es grande, incluso más grande que al principio, porque si tomamos a la cabra como la parte del pan untada de mantequilla y se te cae... ya sabes, te la comes con pelos y señales. Con esto quiero decir que te vas a llevar al mamífero hagas lo que hagas, y si no, el coche te va a salir de lo más malo y te va a tener todo el día metido en talleres y añorando a tu querida y perdida cabrita.
Así que cambia y elige la otra, hazte ese favor...
K. y P.

Igor dijo...

A ver, en primer lugar, debe hacerlo si tiene claro que quiere una cosa o la otra; si le da igual, no tiene por qué hacerlo.
Por otro lado, con el cálculo de probabilidades, creo que tienes más posibilidades de llevarte lo que quieres cuando tienes que elegir entre dos puertas (50%) que al inicio cuando tienes que elegir entre tres.
Se me ocurre otra teoría mucho más rocambolesca: las tres puertas no tienen porqué estar alineadas; imaginemos que, teniendo en cuenta que como dice el planteamiento, "tras las otras dos puertas hay una cabra", puede ser que en realidad sólo hay una cabra en esta historia y puede ser que se encuentre en una habitación que tiene dos puertas. En este caso, si el concursante quiere el coche, lo tendría claro a la hora de elegir, y haría bien en hacerlo. Por último, otra propuesta: si probamos a llamar a la cabra (podría ser la famosa Asunción), escucharíamos tras las dos puertas que nos quedan y bingo!, sabríamos dónde está la jodía. (Aunque yo ya sé donde está: escribiendo un blog que se llama alabinbonban, jeje). Besitos

Alabinbonban dijo...

Igor tiene toda la razón, me olvidé de puntualizar:

La cabra de los cojones es sorda.
No se la puede llamar.
Tampoco lee braille.
Ah, no que éso son los ciegos.

Y no se le pueden pasar notitas por debajo de la puerta, primero porque no se cómo se lo iba a tomar el presentador, y segundo porque se la comería, que para éso es una cabra.

Joder, ¿es que no hay nadie que visite este blog que esté en su sano juicio?

"¿Cambiarías o no la puerta?" ¿es tan complicado? y no vale decir que la cambiarías por una blindada, listillos, que sois unos listillos...