Robert Redford le lava el pelo a Meryl Streep mientras le recita la Canción del viejo marinero de Samuel Taylor Coleridge, (que no es desde luego lo que le da el encanto a la escena, pero me he encontrado esa parte del guión mientras buscaba las imágenes, así que ahí va):
- "Rompió a reir sin medida y sin pausa, mientras sus ojos vagaban perdidos... Ah, ah, -dijo-, bien claro veo ahora, que sabe remar el diablo. Adios, adios..."
- "Se está saltando versos"
- "Suprimo los trozos aburridos". "Adios, adios amigo, pero atiende invitado, una última cosa he de decirte: reza bien quien bien ama, al hombre, a la bestia y al pájaro".
(En el siguiente fotograma vemos claramente el momento en que ella se da cuenta de lo asquerosamente pesao que es el maromo, y decide cargárselo aflojándole los tornillos de la avioneta...)
2 comentarios:
Esta es una película que yo llamaría redonda; lo tiene todo: una historia maravillosa, paisajes increíbles, la música, los peazo de actores,...
Tengo que dejar de entusiasmarme cuando alguien deja un comentario... que no se yo si la metadona tendrá efectos con este tipo de adicción...
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