domingo, 19 de octubre de 2008

El caos


Últimamente me ha vuelto la vena lectora, pero, como siempre, la recibo con desorden, de modo que desde que comenzó el verano, he empezado unos 278'4 libros y pico. 
He terminado El vecino de abajo de Mercedes Abad, El lamento de Portnoy de Philip Roth, y Psicólogos, psiquiatras y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia, pero tengo a medias Vidas terrestres del mismo autor, Botcham de Natsume Soseki, El mundo amarillo de Albert Espinosa, Flint. Crónicas de Villa Palmera de Armando Ojeda e Historia de O de Pauline Réage. No todos los recomiendo, pero, como casi siempre, me pesa un mundo dejarlos a medias.

Demasiados planes en mi cabeza y esta nueva energía en la que no me reconozco. 
Se avecina el caos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada “bloguera”, como no es habitual en mí, mantener contactos cibernéticos más allá del Messenger y esto sucede en contaditas ocasiones, he buscado un motivo dentro de tu blog que me sugiera y remueva el pensamiento, y querida amiga, como pasa con casi todo en la vida, lo encontré.
Te cuento, en mi lectura de tu espacio he encontrado desde las cosas más curiosas jamás imaginadas que no sirven para nada, pero que alimentan mi curiosidad e intelecto, hasta las crónicas más divertidas y anecdóticas jamás contadas de dos lindos viajeros. Entre todas ellas, no voy a negarte que el apartado que más despierta mi interés son tus recomendaciones literarias que son de lo más variado y por otra parte están, a mi parecer, elegidas con una gran y sencilla exquisitez que cuanto menos, dan ganas de acercarse a ellas.
Pues fue en la visita a este espacio (si es que así se llama) que me tropecé con una palabra que me encanta y en esta etapa de mi vida (por no decir en toda) la persigo, me emotiva y me atrapa en una catarsis existencial divina: el caos. Al contrario de lo que lo ocurre a mucha gente y al igual que otras tantas, opino que el caos es algo hermoso, que nos envuelve, nos hace conocer, darnos cuenta, apasionarnos y con todo ello, nos abre un poquito más nuestra mente, nuestra conciencia y nuestro corazón. Viene a ser cómo decían los griegos, el momento anterior al orden y por lo tanto, necesario. Teniendo en cuenta que el orden es efímero, también lo es el caos. Por todo ello querida, felicidades por tu caos, y mucho más por las inquietudes que en ti despierta.